El cuentero

jueves, 22 de octubre de 2015

Estrellas dañosas

Cuando Cándido llegaba de pescar y caía la noche, le gustaba observar las estrellas. Desde pequeño siempre las observó y siempre quiso tenerlas. Todos saben que tener una estrella es imposible. Pero esto no le importó a Cándido, él quería con todo su corazón poseerlas.

Una vez, que estaba en el pueblo, escuchó desde la calle a una maestra hablarles a sus alumnos de la imaginación. Ella decía que la imaginación era muy importante, por que era la facultad del alma para representar imágenes de las cosas reales o ideales.

Así que cada noche Cándido se iba al jardín de su casa con un plato hondo lleno de agua, y miraba y miraba embebecido el reflejo del brillo de las estrellas y con una gran cuchara de sopa, devoraba una a una y después tendía su red y se quedaba dormido allí, creyéndose el firmamento.

Pero resultó que Cándido comió tantas pero tantas estrellas; que estas se apretujaron mucho y se convirtieron en un agujero negro en su estómago y el pobre murió por culpa de su imaginación.

Autor; Fabian Guzmán Sanchez 

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