Román
siendo todo un coleccionista, aguardaba con impaciencia el mal tiempo del
verano tropical, para lanzarse en la búsqueda del tesoro que el mar arrojaba a
la playa, compuesto por decenas de esas pequeñas joyas naturales, llamadas
“conchas de mar”.
Cuando
el día llegó, el joven Román, solicitó la compañía y ayuda de su gran amigo de
parranda Caleb. Ambos buscaron en la orilla del mar y los alrededores. Caleb,
miraba entre las matas intrincadas y espesas, cuando de pronto, encontró una
caracola vacía. Esta caracola llamó la atención de los dos jóvenes, porque
estaba pintada a mano con finos acabados en relieve, que recordaba las piezas
representativas de la cerámica indígena que hubo en esa región.
La
caracola de mar, fue observada por muchas personas en el pueblo. Algunos
decían, que era un elemento que formaba parte del patrimonio cultural del país
y que era mejor llevarlo a la capital; otros comentaban, que debía quedarse en
aquella población y por votación ganó la segunda opción.
Ásael,
quien era en el pueblo el hombre más sabio, escudriñó cuidadosamente el
artículo encontrado y fue quien descubrió el misterio de la “oreja de mar”. Y
dijo: - La Caracola
al ser puesta en el oído, evoca los ecos de las olas, porque ella conoce los
sonidos escondidos y el movimiento de todas las aguas, pero esta caracola es
especial. He descubierto que cada vez que se coloca en la oreja, en lugar de
dejarte oír el mar, lo que oyes es tu conciencia, que es el conocimiento
interior del bien y del mal. Efectivamente, todos quisieron comprobar lo dicho
por Ásael
- El primero en probar esto fue el cura Eliseo, y La Caracola le dijo al oído:
Tu conciencia está tranquila, por que hacer el bien, parecerse a Dios es.
- El segundo turno fue para Don Clemente, el hombre más rico del pueblo:- “Dinero sin caridad, es pobreza de verdad”. – ManifestóLa Caracola.
- A Caleb le profirió: - Cuando estás borracho aunque turbio
hablas claro, pero el borracho que pretende ser valiente se ríe la gente.
- Y a RománLa Caracola
le exclamó: - Juegas y apuestas mucho y jugar limpio es bueno para tu
conciencia, pero es malo para tu bolsillo.
- Al Alcalde le expresó: -Cuida más tu conciencia que tu inteligencia, porque lo más grave es no tener conciencia de ninguna.
- Al mercader del pueblo le dijo: En tu mundo de negocios, si buen consejo tomaras, buen gallo te cantara.
- El segundo turno fue para Don Clemente, el hombre más rico del pueblo:- “Dinero sin caridad, es pobreza de verdad”. – Manifestó
- A
- Y a Román
- Al Alcalde le expresó: -Cuida más tu conciencia que tu inteligencia, porque lo más grave es no tener conciencia de ninguna.
- Al mercader del pueblo le dijo: En tu mundo de negocios, si buen consejo tomaras, buen gallo te cantara.
- Al médico le habló: -Médico sin ciencia, poca
conciencia.
- A una niña le contó: Tu buena conciencia te sirve de almohada.
- Y al abogado comentó: - A veces, lavándonos las manos, nos ensuciamos la conciencia.
- A una niña le contó: Tu buena conciencia te sirve de almohada.
- Y al abogado comentó: - A veces, lavándonos las manos, nos ensuciamos la conciencia.
Con la Caracola de mar, todos
los aldeanos iban escuchando lo que la conciencia les decía, pero resulta ser,
que la conciencia es la verdad del ser; así que al pasar el tiempo, la Caracola terminó como
adorno para centro de mesa de la
Alcaldía del pueblo, porque "Boca de verdades, cien
enemistades".
Autor: Fabian Guzman Sanchez
Hermoso cuento y una moraleja interesante.
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